Los motores de frenado automático usan uno o dos frenos de presión de resorte, firmemente empalmados en un escudo de hierro fundido en la parte posterior del motor. La fuente de alimentación de freno separada se logra, cuando sea necesario, conectándose directamente a la placa de terminales del freno ubicada dentro de la caja de terminales del motor. El rectificador es de tipo relé, con varistores de protección en la entrada y en la salida. Los frenos están protegidos contra la corrosión mediante pintura o galvanizado térmico y bobinado resinado.